
No me dejes vivir en tranquilidad, porque es un tormento de tu ser el que requiero.
Se acerca la Luna a nuestra Tierra y yo me quedo esperándote cada noche, cada día. El tiempo te ha carcomido la libertad. Tus deberes te han alejado de tu alma. Te espero aquí, aquí en mi entrecejo, aquí entre mis manos, aquí en mi mente, aquí en mi espíritu incomprendido.
Llegarás con el tiempo, ese que no existe en los suspiros de Dios, pero que nos ha otorgado como un objeto a mencionar.
J...