Estamos al borde del colapso. Al borde del estallido de la más peligrosa contienda que pueda verse al interior de este planeta. Un gigante como lo es este hermoso lugar nos ha aguantado durante miles de años adecuándose a nuestras necesidades y más que todo deseos.
Digo necesidades y deseos ya que la segunda muchas veces sobrepasa en miles a la primera. Nos hemos acostumbrado a cumplir muchos deseos más que necesidades y en el camino hemos dejado de pensar en que no somos los únicos que necesitan de este medio para sobrevivir porque lo hemos hecho TODO con tal que nuestros caprichos se cumplan.
Hemos excedido el límite de nuestro hogar y ahora nos encontramos en problemas. Problemas ambientales, de recursos, problemas con la carencia de agua para un sexto de nuestra población mundial, problemas de educación, de igualdad, problemas sociales y humanitarios, problemas de salud debido a todos los desechos que producimos a diario, problemas con el control de nuestros deseos y el uso adecuado de los recursos, problemas mentales, políticos, problemas de seguridad pues nada es seguro en las circunstancias en las cuales nos hemos quedado hasta hoy.
Dentro de tantos de esos problemas que nos afectan estamos nosotros y considerando que sólo estamos hablando de lo que hemos provocado y que afecta directamente al resto de las especies, pensemos que realmente somos la plaga. Ahora bien, muchas son las ocasiones donde escuchamos de la necesidad de exterminar a otras especies y arbitrariamente nos apoderamos de su existencia.
Llama la atención que nunca nos miremos a nosotros mismos como la plaga más peligrosa y dañina de este mundo.
Somos la única especie capaz de matar a otros de nuestra misma especie sin un sentido o razón aparente. Decimos ser la especie más inteligente de este mundo y en consideración a eso me cuestiono el hecho de que la inteligencia logre lo que otros animales han hecho mucho mejor que nosotros, sobrevivir a nosotros mismos y en condiciones cada vez más deprimentes. porque sí lo han hecho adecuándose al nuevo entorno que hemos provocado.
Hoy en día no existe la seguridad y por tanto tampoco la posibilidad de que logremos una vejez, ni adultos ni jóvenes ni bebes, especialmente con las dificultades que hemos puesto en nuestro camino debido a nuestra inexperiencia y arrogancia ante un mundo que desde el principio lo hicimos propio pero que evidentemente nunca lo ha sido.
Saludos, Roxana