domingo, julio 12, 2009

Mujeres violentadas: El delito en contra de la dignidad


Sólo bastó conversar. Pero en fracción de minutos una cachetada incompetente cae encima del rostro. Se siente observada. Siente que le han violado su dignidad. Sin querer, es una más del 50,3% de mujeres que han vivido violencia intrafamiliar.

La señora Silvia mira orgullosa el cuadro de la presidenta. “¡Por fin una presidenta mujer! –exclama con una sonrisa dolorosa. A la señora Silvia le duele sonreír; pero no porque no le guste la presidenta; sino porque en su labio inferior aflora el tono lila del golpe impartido por su cónyuge. “Es que él es alcohólico”- ¿y?- “Es que no sabe lo que hace”.



Error. En mi “chip” de cabeza no aflora el comprender lo que la señora Silvia dice ¿no sabe lo que hace?...no entiendo… ¿por eso le pega? Dios mío. Silvia es una más del gran porcentaje de mujeres violentadas, muchas de ellas sin decidir dar el gran paso de parar el abuso y terminando lamentablemente en víctimas de parricidio-es decir- asesinadas a golpes u de otra manera por el esposo o pareja. Pero se necesitaba aclarar el porqué. La señora María Cecilia, mi entrevistada y otro ejemplo de violencia intrafamiliar, con una mirada abierta y un pensamiento claro lo reafirma. La entrevista fluye. Mi corazón se aisló de la periodista fría y consecuente. En realidad estaba en carne viva. Comienza la entrevista. Con una simple presentación la señora María comienza diciéndome su nombre y sus aparente 58 años de existencia, además me señala que tiene 3 hijos y de ellos 8 nietos. Primer signo raro. Me explicita con mucha confianza sus cosas.

Pero dejo que esta situación fluya. Con aparente “tranquilidad nerviosa” comienzo el interrogatorio ingrato de todo periodista. Pregunta - respuesta es lo común. No tuve nunca en cuenta una sonrisa.


Difícil tarea. La señora María Cecilia es una mujer violentada hace 40 años, en los que hace 2 comenzó a asistir al centro que según sus palabras la “hizo ver la luz”; el centro de ayuda a la mujer llamado “Liwen”. Este centro cuenta con programas de ayuda a las mujeres- principalmente violentadas- y que necesitan volver a reformular su vida, a través de competencias a desarrollar como la que realiza la señora María Cecilia en torno a la confección de sábanas y cortinas, la cual es su motor económico actual. El centro Liwen cuenta con ayuda psicológica y judicial entre otros.

Pero se rompe el hielo al señalar el “lugar iluminado” de la señora María, de un momento a otro he quedado yo también pensando en como salvaguardar ésta situación de darme y te doy, pero siempre con un matiz de distancia.



Es difícil la situación. “Me golpeaba”, “abusaba de mí, sexual y psicológicamente”, “en realidad él ocupó todo para dañarme” son los signos claves de su tristeza y melancolía. Yo sumada en eso, sólo me atrevía a escucharla. Sin querer, había ciertos silencios en los que nos hundíamos las dos…en realidad más ella que yo.

La labor de los medios: “el tira y afloja” La reflexión está abierta. ¿Cuál es la labor de los media en torno a la cobertura de la violencia y específicamente la violencia en contra de la mujer? Según la periodista a nivel nacional del SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer) Mónica Silva, “el sensacionalismo en los medios en torno a la violencia, perjudica; ya que disminuye la capacidad de asombro, otorgando también a la televisión la labor de ser un “arma de doble filo” en esta materia” la comunicadora social además aduce la labor periodística enfocada al área de la responsabilidad social y ética del periodista. Tema aparte es a lo que se refiere al momento de realizar un análisis en la agenda temática y en el tratamiento de la información en el Seminario de violencia y Medios de Comunicación realizado hace unas semanas. Mirando seriamente a un público (principalmente femenino e interesado sobre la temática) torna su crítica frontal sobre el diario de circulación nacional “La Cuarta”, señalando a través de un proyector, títulos sugerentes a la burla “en un tema tan serio y complejo como lo es la violencia”. Ciertamente los medios tienen algo que explicar. La otra parte, y en un ánimo tímido por la cobertura femenina de la sala, se encuentra Eleazar Garviso, periodista del Diario regional El Día. Menudo y con voz elaborada, se refiere a la cobertura pero enfocado al medio que representa. “es simple, el periodismo rojo ayuda a vender diarios” “es duro decirlo, pero la sangre vende” silencio en la sala... ¿Alguna pregunta? No, pregunta no, una crítica sí. Da para reflexionar. Cifras sobre violencia: más que datos cuantitativos

El tema es cada vez más complejo. Sin querer, la señora María Cecilia forma parte de un universo de cifras representativas en torno a la agresión. Es parte por ejemplo del 88,4% de violencia hacia las mujeres, además de ser del clan del 50% de estas que luego de la denuncias dan un pie atrás, en el caso de ella, porque piensan que así mantendrán unida a la familia. Además de ser parte de un grupo que logra descendencia de agresores y agredidas, por la misma situación familiar. La señora María, en el momento que hablamos sobre esto, mira la ventana fijamente y humedece sus ojos de una manera casi inconsciente. La laguna a la que sin querer entramos está ahogándonos.
Ley 19.325: ¿será suficiente?

Es simple. Tanto la señora Silvia como la señora María tardan años en denunciar. ¿Por desconocimiento? ¿Por miedo? Respuesta: por ambas. Al momento de romper el difícil paso a la denuncia, ambas mujeres destinaron su tiempo y sus ganas a informarse. Ley 19.325 sobre violencia intrafamiliar fue su solución. Está ley prácticamente nueva en nuestra constitución tiene por objetivo “prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar y otorgar protección a las víctimas de la misma”. Dicha ley, regula a través de los tribunales de familia, una asesoría para la víctima. Pero…¿Cuál es la sanción?¿cuál es el precio que tiene que pagar el agresor con todo el daño que su acción implica? Según la legislación la sanción que tiene es que el condenado “deberá acreditar el pago de la multa dentro de los cinco días siguientes a la fecha de la notificación de la sentencia, a menos que el juez, por motivos fundados, prorrogue dicho término hasta por quince días”.¿será suficiente para no llegar a la instancia de un parricidio? Sin duda, tanto la señora Silvia, como la señora María Cecilia son casos para reflexionar en torno a la sanción. “Pero hija, que saco, si mi marido cuando lo denuncie a la vuelta me va a volver a pegar”. El poder mirarlo a la cara, diciéndole que usted tiene derechos puede ser una de las respuestas.

Escrito por : Verónica Carmona (enlace en título)

Chani