viernes, febrero 14, 2014

Turning page - Sleeping at last


Written by: Ryan O'Neal (Sleeping At Last)

I've waited a hundred years.
But I'd wait a million more for you.
Nothing prepared me for
What the privilege of being yours would do.


If I had only felt the warmth within your touch,
If I had only seen how you smile when you blush,
Or how you curl your lip when you concentrate enough,
I would have known what I was living for all along.
What I've been living for.


Your love is my turning page,
Where only the sweetest words remain.
Every kiss is a cursive line,
Every touch is a redefining phrase.


I surrender who I've been for who you are,
For nothing makes me stronger than your fragile heart.
If I had only felt how it feels to be yours,
Well, I would have known what I've been living for all along.
What I've been living for.


Though we're tethered to the story we must tell,
When I saw you, well, I knew we'd tell it well.
With a whisper, we will tame the vicious seas.
Like a feather bringing kingdoms to their knees






martes, julio 16, 2013

Población mundial y sostenibilidad - World population & sustainability

 
  Cuando compramos algo que no necesitamos con urgencia, o algo que ya tenemos, pero por tener " otro más" nos viene el cargo de conciencia es entonces cuando estamos quejándonos con nuestro sistema de vida tan consumista. La "necesidad" del 80% de lo que es malamente llamado "nuestro"  en verdad ni siquiera es necesario. Es fácil darse cuenta de las cosas que nos son innecesarias si tan sólo echamos una ojeada a nuestras casas y vemos que muchas de las cosas que tenemos simplemente no las utilizamos, pero las conservamos y compramos con la idea vaga de que "más adelante se utilizarán o servirán para algo". Hace unos días dictando clases lejos de mi ciudad me percaté que la conciencia del consumo sólo se demuestra cuando se cualifican las cosas que necesitamos versus las que tenemos realmente y la existencia de un lugar necesario para que todo lo que requerimos a diario sea producido. Es difícil hacerse a la conciencia de esto ya que nuestra costumbre de "ver para creer" se ha hecho tan evidente que si no vemos el proceso de producción de algo, al parecer, simplemente sale de la nada y llega a las grandes multitiendas o supermercados, como le pasa a la gente que jamás ha visitado el campo y su necesidad de consumo refleja su fidelidad a su lugar de origen, "ciudad" y "consumo" .... 
 
 Hace ya una o más décadas que el mundo se encuentra en la mayor de sus encrucijadas. El sistema neoliberal, exfoliador de los recursos naturales, esta consumiendo no sólo estos propios recursos del cual dependemos ( la tierra cultivable por ejemplo o la relatividad de las leyes internacionales que le permiten, a Monsanto, la compra progresiva de las semillas a nivel internacional. La compra de tierras en los hemisferios por el asunto del agua) sino, además nuestras vidas. El propio sistema, decían,  se encargaría de terminar con la pobreza. Se dice que el mercado se regula solo. ¿No les parece ridículo que un sistema económico que se dice "imaginario" se regule sólo? ... Hoy en día dependemos en gran medida de la especulación y eso no es la imaginación de nadie sino la falta de escrúpulos de aquellas manos negras que sí intervienen en las desigualdades que se dan entre unos países y otros.  Este sistema es detestable! .... 

Se suponía que la pobreza se reduciría. No ha pasado
Se suponía que los países despectivamente llamados "tercermundistas" mejorarían sus condiciones de vida, su salud, su educación y eso tampoco ha pasado
Se suponía que este sistema le entregaría oportunidades a todas las personas alrededor del mundo. Tampoco visto
Entonces, ¿qué debe suceder para que, la mayoría de aquellas personas que, como máquinas que hacemos funcionar este sistema, reaccionemos? 

Las elites gobernantes han abusado de este sistema, en países ricos y pobres, sólo para enriquecerse más. 
Las elites gobernantes utilizan la política como medio de seguridad a sus cuentas bancarias  a través de la legalidad de sus transacciones y el uso de los medios productivos y recursos humanos, para acrecentar todas sus bienes, no para mejorar las condiciones de vida de un país x

Las elites a nivel mundial son concientes del manejo comunicacional de sus medios para mantener el statu quo de la ciudadanía

Las elites inconcientes de las necesidades humanas saben que mientras más población se necesitan peores condiciones laborales para conseguir mejores ganancias. Es por ello que América Latina o Asia son puntos de flujo de capitales que vienen de países que materialmente son "desarrollados" pero su conciencia social y humana es pobre. 


La palabra sostenibilidad o sustentabilidad ha vagado por las conversaciones del G7 y ahora G8 durante décadas sin declaraciones sanas en pro del cuidado del ecosistema, de nuestro ecosistema, de aquel que compartimos con el resto de las especies que las hacemos propias sin derecho. 

Incluso una niña en los años 90, más exactamente en el año 1992, en la Cumbre de Rio hizo ver su molestia a través de un discurso dirigido a las autoridades mundiales que para muchos de ellos les parecía una "chiquillada" del momento pero resultó un asunto de suma urgencia en los meses posteriores, en los años posteriores, hoy. 

Lamentablemente las elites saben que el mundo, con este sistema depredador, necesita de este neoliberalismo tan aplaudido por lxs adineradxs y abucheado por el 80% de la población mundial. 
Más de 45 mil especies han desaparecido en los últimos meses producto de este sistema y al parecer nos vanagloriamos de vivir en ciudades pero la verdad de las cosas es que no hemos aprendido a vivir, a convivir con nuestro entorno, como lo hacen aquellas tribus que a duras penas sobreviven a las migraciones forzadas como ocurre en el centro de África y en la Amazonia en Brasil por la depredación del bosque nativo existente ahí por distintas compañías madereras internacionales. 

La población existente en el mundo es demasiada y la persistencia de muchos países por aumentar las tasas de natalidad hace que esto se vuelva más insostenible. Especialmente ocurre ello en países muy religiosos y que basan sus vidas en la fe ciega sin mucha educación sexual ni información necesaria para aumentar la familia. Esto también lo saben las elites, que son las encargadas de controlar la información consumida por esta población. 

Lo esperanzador fue saber el año pasado que se realizó una cumbre en Butan por el cambio en el paradigma económico mundial en la cual se buscaba lograr "la felicidad de todas las especies" en ese cambio tan profundo que necesitamos para vivir. Ya no podemos sólo pensar en la humanidad sino, más bien, en todos los que vivimos en este pequeño planetita que ya no resiste más a la fuerza destructiva de nuestra inconciencia!.... 


Saludos, Lis

sábado, junio 15, 2013

True love - Amor verdadero


There once was a princess, she wanted to find a husband worthy of her, who truly love her. To which put a condition:  she would choose  a husband in between all who were able to be 365 days beyond the wall of the palace where she lived, without a single day apart. There were hundreds, thousands of pretenders to the royal crown. But then the first half went cold when the heat started. Was half the other half, they began to wear pads and finished the meal, half of half of half, also left.

They had begun the first of January when December came, started again the cold, and only stayed a young man.Everyone else had gone, tired, bored, thinking that no love was worth. Only this young man who had loved the princess has always was there, stuck in that wall and, waiting patiently to pass the 365 days.

The princess who had spurned them all, when she saw that this boy was started at him, thinking that perhaps this man really lovedher....  She had spied in October, then  in November, and in December, disguised as a peasant had left him some water and some food, had seen his eyes and she realized his eyes sincere. Then she had told the king:

- Father I think you're finally going to have a wedding, and you finally have grandchildren, this is the man who truly loves me.

The king had happy and began to prepare everything. The ceremony, the banquet and even let him know the young man through the guard, that the first of January when 365 days were fulfilled, was waiting in the palace because he wanted to talk to him.
Everything was ready, the people were happy, everyone anxiously awaited the first of January. On December 31, the day after having spent 364 nights and 365 days there, the boy stood up the wall and left the place. He went to his house and went to visit his mother, and she told him:

- Son, you wished  so much  the princess, you were there 364 nights, 365 days and the last day you left. What happened?, You could not stand another day?

And the son answered:

- You know mother? I heard that she had seen me, I heard that she had chosen me, I heard  that she had told his father that she would marry me and, despite that, she was not able to avoid me one night of pain and can't do, she didnt avoided a night of suffering. Someone who is not able to save you a night of suffering is not worthy of my Love, right mom?

When you're in a relationship, and you realize that  your couple can save you a fraction of suffering,  and the other doesnt care of you, is because it's all over.

"Jorge Bucay"...

ps: this story is for all kind of relationships on the world! ...
ps2: the one who truly loves you never  lets you go, even when the  situation is the hardest

Lis

jueves, marzo 14, 2013

¿Por qué el mundo necesita un Papa? - Why the world need a Pope?

En una reflexión por encontrar explicación a nuestras inquietudes humanas he visto como la gente se mantiene expectante cuando hay un cambio de Papa. Hasta ahora he sido testigo de dos cambios, cuando murió Juan Pablo II y llegó Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco I que asumió ayer. Mi pregunta interna tiene que ver con esa expectación mundial, de la gente en la calle, de los medios de comunicación, de mis cercanos e incluso de mi familia. Viviendo en Chile, Latinoamérica, Sudamérica, en el último rincón del mundo me es válido preguntar por qué necesitamos un papa? ... 



La iglesia católica en este último tiempo (para atenerme al último siglo ya que con anterioridad también hay mucho que recorrer y criticar) ha tenido en la palestra sus temas no tratados con la profundidad necesaria como para solucionar como: la trata ilegal de material biológico proveniente de elefantes y rinocerontes en África y algunos países de Asia por el marfil que estos animalitos tienen  y que se traduce en obras de arte tanto de tipo religioso como en el ámbito de las reliquias privadas, lo que les significa una enorme cantidad de ganancias en países tan emblemáticos como Filipinas, Indonesia, Japón, China entre otros. 

El ex Papa Benedicto XVI jubilará con una pensión mensual que bordea los 160 millones de pesos chilenos, casi medio millón de dólares en un mes y para qué? ... bueno la respuesta habrá que buscarla en sus oraciones y tiempo de reflexión que use. 

Ahora bien, es entendible que hayan elegido a un Papa Latinoamericano pues en nuestra población se encuentra el 40% de la población católica a nivel mundial, y lo más importante - para la iglesia -  es el surgimiento de estos nuevos grupos sociales que luchan por la visibilización de las minorías sexuales y que con todo el derecho buscan la igualdad de condiciones que durante toda la historia de la humanidad se les ha  prohibido. La iglesia puntualmente eligió a un Argentino y no creo que haya sido al azar sino para frenar lo que ellos llaman perversión... Lamentablemente en nuestros diccionarios mentales se ha confundido este término y se le ha asignado brutalmente el sinónimo de pedófilia, homosexual, lesbiana y toda la gama de diversidad de gente que hay en el mundo. Esto es ridículo y patético a la vez. La iglesia no ha sido lo suficientemente madura como para progresar en este ámbito. Si bien es cierto que - al parecer- tiene un poder inconmensurable sobre la fe de las personas hay que reconocer que todos sus hoyos negros han sido tapados como buenos esmaltes, tintes e intolerancia de tipo divina, por decirlo de algún modo. 

La cantidad de casos de pedofilia al interior de la iglesia Católica han sido sepultados por la fe. De qué estamos hablando? ... La perversión en su interior es olvidada cuando un "honorable curita" dispara a diestra y siniestra  en sus misas,según sus prejuicios contra la comunidad LBGT mundial y tergiversa la cruda realidad que sucede en sus filas. Dada la cantidad de información disponible en la red no me extrañaría que Benedicto XVI se haya visto sobrepasado por esta telaraña que olvida los propios problemas internos y que juzga sin pensar a la población que busca una iglesia tipo refugio y consuelo para ellos. Yo me alejé, era católica pero definitivamente me alejé porque en lo personal no comprendo cómo es que una institución, teniendo tanto dinero, poder y la posibilidad de cambiar muchas cosas no sea capaz de dar un plato de comida en vez de una biblia a las comunidades que así lo requieren en el último pueblo al interior, por ejemplo, de Somalia... no lo entiendo... 

miércoles, marzo 06, 2013

Mujeres - Women

Aludiendo al día internacional de la mujer que se viene en dos días, quiero referirme a nosotras, las mujeres. 



Hemos traspasado las barreras en la mayor parte del mundo ( viendo el vaso medio lleno de las circunstancias actuales) que nos han puesto desde principios de nuestros tiempos. La condicionante de "mujeres" nos hace enfrentarnos todos los días a distintos desafíos de los cuales nos hacemos parte como si fuese algo natural que encarar. Debemos ser débiles, pero ¿debemos serlo?, debemos ser físicamente amoldadas pero ¿debemos serlo?, debemos acostumbrarnos a vivir bajo la subordinación de la estética que establecen las distintas sociedades pero ¿debemos hacer esto? ....  Al parecer nos encontramos ocupadas tratando de parecerle bien a toda una sociedad que no es capaz de tolerar que nuestra felicidad está en simplemente no hacer lo que ella dicta. Leí por ahí en un comic cómo estamos tan acostumbradas a pertenecer a ese estato quo social que ni somos capaces de sacarnos la venda, ni siquiera a nuestras propias palabras. La imagen describía a una jueza dictando un veredicto respecto de las obligaciones que debía cumplir una mujer con su hijo, y decía algo así: " Se le ordena quedarse en casa, obadecer a su esposo, cuidar a los niños como así la naturaleza lo dicta".... entonces cuestionando lo dicho por la jueza aparece el abogado de la mujer diciendo: "en tal caso usted, señora jueza, debería estar en casa, cuidando a los niños y cumpliendo su labor como mujer, como la naturaleza lo dicta-.... 

La costumbre es descuartizar a la otra sin considerar que toda esa rivalidad es un elemento cultivado por la sociedad para que estemos en constante pugna entre nosotras, para que nos preocupemos de las vanalidades que no nos dejan, creo, llegar con la libertad necesaria, al poder, como así sucede con el género masculino.-  

A pesar de que aún nos falta mucho sí hay que reconocer que el largo trayecto recorrido no ha sido en vano, al menos ahora podemos salir a trabajar y hacer carrera. Cambiar la mentalidad masculina es un lío ya que su virilidad pareciera que se pone en juego cuando tienen que contribuir a las llamadas labores domésticas. Esa falta de reconocimiento a lo privado es desconcertante en insólito. Antes , dicen, que el hombre salía a cazar y la mujer se quedaba en casa... lo curioso es que no sucedía lo mismo en todo el mundo y en el caso de África habían tribus en las cuales era la mujer la jefa del clan y además la encargada de llevar a casa la comida.  ¿Que acaso estamos acostumbrados a generalizar según los patrones culturales de conveniencia y no pensamos más tanto como para darlo por sentado?.... 

Este día lo celebramos por la muerte de mujeres que querían ser parte del sistema... creo que es un duelo, no una celebración y aún falta mucho, especialmente cuando las cifras de mujeres violentadas y asesinadas no bajan. Es lamentable.... 

8 de Marzo, día internacional de la mujer... Nada que celebrar!

jueves, enero 17, 2013

Año de la serpiente 2013 - 2013 Year of the snake

Horoscopo Chiño 2013 El Año De La Serpiente 


Horoscopo Chino 2013, en el año de de la serpeinete el 2013, Un año para la reflexión, planeamiento y respuestas. Un buen momento para las reparticiones y los asuntos políticos. Un año propicio para el comercio y la industria.
 
Las soluciones y los compromisos pueden llegar, pero no sin una cierta desconfianza mutua al principio. La serpiente tiene gusto de resolver sus diferencias unidireccionales u otras.
 
Encontramos que el año de la serpiente tiene que ser tranquilo. Quizás porque es la fuerza negativa más fuerte del ciclo y sigue el año del dragón, que es el positivo más fuerte. Muchos desastres que hicieron que su principio en el año del dragón tendiera a culminar en el año de la serpiente. Estas dos muestras se relacionan muy de cerca y las calamidades de la serpiente tienen como resultado de los excesos confiados durante el reinado del dragón.
 
Este será un momento animado para el romance. Un buen año para perseguir las artes. La manera llegará a ser más elegante y fluida; la música y el teatro florecerán; y la gente se esforzará por una vida más sofisticada. Las contribuciones notables también serán hechas por la ciencia y la tecnología.
 
La sabiduría de la serpiente será evidente en muchas facetas de nuestra vida, particularmente en ésos que requieren decisiones. El año de la serpiente es siempre imprevisible. El frente fresco y recogido de la serpiente oculta las maneras profundas y misteriosas de su naturaleza.
 
Hagamos una breve relación de gemas y minerales para atraer la fortuna en un año de la serpiente de agua como lo es 2013; el feng shui nos aconseja buscar elementos semejantes a lo que pretendemos; aquí se incluyen entonces: pirita, citrino,el cuarzo y, si su presupuesto se lo permite, los diamantes (aunque invocando este sentido se semejanza, las imitaciones de diamante también pudieran hacerlo muy bien).Monedas de oro y plata, espejos y hasta un imán de herradura podrían servir.
La región sudeste (madera) de su bagua (ver Feng shui para la riqueza) es la zona a trabajar fuertemente con estas gemas, piedras o minerales.
 
 
El Año de la SERPIENTE
 
Según habla el horóscopo Chino, el año 2013, que corresponde a la serpiente de madera, será un año en el que habrán muchas reflexiones y respuestas. Será un año propicio para saldar deudas y mejorar nuestras economías. Será un año que debería ser sobretodo tranquilo. Muchos de los desastres que encabezaron el año que termina, del dragón, tendrán su punto de reflexión y cierre en el año de la serpiente. Todo lo que pase en el año de la serpiente, tendrá que ver con los excesos que tuvimos en el año del dragón. 
 
No hay que confiarse, el año de la serpiente puede ser pasivo pero impredecible, hay que observar cada uno de nuestros pasos ya que una vez que la serpiente comience avanzará como un relámpago y nadie podrá detenerla. Hay que tener ojo ya que según cómo actuaste en el año del dragón estos movimientos pueden ser radicales y devastadores. 
 
Para los seguidores del Horóscopo Chino, tan diferente al occidental, el 2013 es el año de la Serpiente, por lo que tiene características especiales que lo diferencian de años anteriores. Las personas nacidas bajo el signo de la Serpiente suelen ser muy elegantes, con una debilidad por las cosas hermosas de la vida, disfrutan leer, escuchar buena música, y saborear platillos especiales. Son las personas más fascinantes y hermosas en comparación con los otros 11 animales zodiacales del Horóscopo Chino. Normalmente son filósofos, teólogos, políticos o financieros.
 
El año de la Serpiente vendrá marcado por buenos augurios, por proyectos que estaban a la deriva y que por fin se concretarán y por un auge monetario. Sin embargo, hay que tener cuidado de no gastar de más y ser precavido en cómo invertir el dinero.
 
El Calendario Chino en su propio idioma, está disponible en varias versiones para descargar e imprimir. Puedes descargarlo en PDF, en HTML, y en formato de texto, tanto el calendario simplificado como el tradicional.
 
Consejo: muévete con cautela este año, pero con fuerza y ligeresa. Que nadie note lo que tramas en torno a tu futuro, hazlo sigilosamente y cuando llegue el momento no vaciles y opta por los cambios.

Extraido de: http://horoscopok.com/1010182_Horoscopo-Chino-2013-ano-de-la-serpiente.html

jueves, diciembre 27, 2012

Flightless Bird, American Mouth (Wedding Version)


I was a quick, wet boy Diving
 too deep for coins 
All of your street light eyes 
Wide on my plastic toys 
Then when the cops closed the fair
 I cut my long, baby hair 
And stole me a dog-eared map 
And called for you everywhere
 Have I found you Flightless bird,
 jealous, weeping 
Or lost you, 
American mouth 
Big bill looming 
 Now I'm a fat house cat 
Nursing my sore, blunt tongue 
Watching the warm, poisoned rats 
Curl through the white fence cracks 
 Pissing on magazine photos 
Those fishing lures 
Thrown in the cold and clean 
Blood of Christ mountain stream 
 Have I found you Flightless bird, grounded, bleeding 
Or lost you, American mouth 
Big bill still going down

miércoles, diciembre 26, 2012

Stop discrimination around the world - Alto a la discriminación alrededor del mundo

When society tries to hide the true just using one hand we realize that its impossible. Then this (the picture) is probable and people around the world go on the streets yelling for their rights because there are a lot of countries still fighting against some different and diverse families and people.  Those guys are from France manifesting with their little girls and showing what "family" means (december 16, 2012, Paris). I do not understand why politics try to walk against people that only try to be happy.  In past we lived skin colour discrimination, actually we live in constant discrimination because we are rich or poor, taller and shorter, we are good or bad. It does not help. I wanted to share it with you. 


It is a wonderful picture. The same for this priest from Illinois! 

World Community this is important! be worried of murders, weapons, war,  pedophiles, murders, rape, violence, bad education, values, famine and more disasters, not about kind of families!

Big hugs to my different and beautiful people, you
Lis

martes, diciembre 04, 2012

Tráfico de Marfil - Ivory Trafficking


Miles de elefantes son abatidos cada año para fabricar con el marfil de sus colmillos objetos religiosos. ¿Es posible detener la carnicería?
Por Bryan Christy, octubre de 2012

Galería de fotos


FOTOGRAFÍAS DE BRENT STIRTON


En enero de 2012 un centenar de hombres a caballo entraron, desde Chad, en el Parque Nacional Bouba Ndjidah de Camerún y mataron a cientos de elefantes en una de las peores matanzas cometidas desde la prohibición mundial del tráfico de marfil en 1989. Armados con fusiles AK-47 y lanzagranadas, los aniquilaron con precisión militar. La carnicería recuerda la perpetrada en 2006 cerca del Parque Nacional Zakouma. Visto a ras del suelo, cada cadáver es un monumento a la codicia humana. La caza furtiva de elefantes está en su punto máximo de la última década, y las incautaciones de marfil ilegal, en su nivel más alto en años. Vistos desde el aire, los cadáveres componen la escena de un crimen sin sentido: se puede ver a los que huyeron, a las madres que protegieron a sus crías, y el terror de 50 ejemplares que cayeron juntos, las últimas víctimas de las decenas de miles de elefantes abatidos cada año en África. Desde más lejos, desde la perspectiva que da la historia, la escena de muerte no es nueva.

La conexión filipina

En una iglesia abarrotada, monseñor Cristóbal García, uno de los coleccionistas de marfil más conocidos de Filipinas, dirige un extraño ritual en honor de la imagen religiosa más importante del país, el Santo Niño de Cebú. La ceremonia, que el sacerdote celebra todos los años en Cebú, se llama Hubo, palabra que en lengua cebuana significa «desvestir». Varios monaguillos desnudan una pequeña figura de madera del Niño Jesús vestido de rey, réplica de otra que, según se cuenta, Fernando de Magallanes llevó a la isla en 1521. Los niños le quitan la pequeña corona, el manto rojo y las botas minúsculas, y le retiran una a una las prendas de vestir superpuestas en capas. Después, mientras los monaguillos cubren pudorosamente la imagen desnuda con una toalla blanca, el sacerdote la sumerge sucesivamente en varios toneles de agua, produciendo así suficiente agua bendita para el resto del año, tanto para uso de su iglesia como para venderla.
García es un hombre rollizo, de mirada estrábica y rodillas artríticas. A mediados de los años ochenta, según información publicada en 2005 por el Dallas Morning News y el proceso judicial correspondiente, cuando era sacerdote de la iglesia de Santo Domingo en Los Ángeles, García abusó sexualmente de un monaguillo de poco más de 13 años y fue destituido. De vuelta en Filipinas fue ascendido a prelado y puesto al frente de la Comisión Archidiocesana de Culto de Cebú, lo que lo convirtió en jefe de protocolo de la mayor archidiócesis católica del país, una comunidad de casi cuatro millones de personas en un país donde hay 75 millones de católicos, la tercera comunidad que tiene esta iglesia en el mundo. García es conocido fuera de Cebú. El papa Juan Pablo II bendijo al Santo Niño durante la visita del prelado a su residencia de verano en Castel Gandolfo, en 1990. García es tan famoso que para encontrar su iglesia solo tengo que bajar la ventanilla del coche y preguntar «¿Monseñor Cris?», y enseguida me indican el camino a su complejo amurallado.
Para algunos filipinos, el Santo Niño de Cebú es el mismísimo Jesús. En el siglo XVI los españoles declararon milagrosa la imagen y la usaron para convertir a los isleños. A partir de entonces, esta sencilla estatuilla de madera, que se conserva en una caja de cristal antibalas en la Basílica Menor del Santo Niño de Cebú, se convirtió en los cimientos sobre los que se desarrolló el catolicismo filipino. Este mismo año un párroco ha tenido que renunciar a su puesto por decir que las imágenes del Niño, la Virgen y los santos no eran más que muñecos de madera y escayola.
«El que no es devoto del Santo Niño no es un auténtico filipino –dice el padre Vicente Lina, Jr. (conocido como «padre Jay»), director del Museo Diocesano de Malolos–. Todos los filipinos tienen su imagen del Santo Niño, aunque vivan debajo de un puente.»
Cada mes de enero dos millones de fieles concurren en Cebú para caminar en la procesión del Santo Niño. La mayoría lleva réplicas en miniatura de plástico o de madera de la imagen. Muchos creen que cuanto más inviertan en su devoción, más bendiciones recibirán. Para algunos, una réplica de plástico o de madera no es suficiente: el material ideal es el marfil de elefante. Continúa en http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/ng_magazine/reportajes/7478/marfil_culto.html?_page=2 




domingo, diciembre 02, 2012

El costo humano del Oro - The human cost of "the gold"


El precio ambiental y social del oro en el mundo

Minería industrial a cielo abierto que extrae oro en las selvas de Indonesia a muy alto costo ambientalería a cielo abierto que extrae oro en las selvas de Indonesia a muy alto costo ambiental. Foto Randy Olson. National Geographic (Enero 2009).

El precio del oro

Escrito por: Brook Larmer el 01 de Enero de 2009 | National Geographic en Español
En dólares y sufrimiento, el precio del oro jamás ha sido más elevado.

La fascinación por el oro domina esta calle de Chennai en septiembre debido a la temporada de matrimonios. La India es el principal consumidor del codiciado metal, que sus ciudadanos adquieren tanto como inversión como con fines de ornato.
Foto de Randy Olson
Como muchos de sus antepasados incas, Juan Apaza está poseído por el oro.Mascando un puñado de hojas de coca para paliar el hambre y la fatiga, el peruano de 44 años se dispone a descender por un gélido túnel andino abierto a 5 100 metros de altura donde trabaja sin salario en una mina excavada bajo el glaciar que domina La Rinconada, la población de mayor altitud en el mundo. Durante 30 días se expone a los riesgos que han cobrado las vidas de muchos colegas: explosivos, gases tóxicos, túneles colapsados, todo para extraer un metal que el mundo codicia. Apaza hace esto para que, llegado un día especial de cada mes, disponga de cuatro horas o poco más para arrastrar y cargar toda la roca que sus hombros cansados puedan resistir. Un saco de piedras que puede contener una pequeña fortuna o, como ocurre las más de las veces, apenas unos cuantos gramos de oro: el día del cachorreo, que hace las veces de salario en el antiguo sistema de lotería que prevalece en las alturas de los Andes.
Minería ilegal en el Rio Pra en Ghana
Minería ilegal en el Río Pra en Ghana. Foto: Randy Olsen. National Geographic (Enero 2009)
Apaza aún espera un golpe de suerte. “Tal vez hoy me encuentre el grande”, comenta con una amplia sonrisa que deja relucir un único diente de oro. Para mejorar sus probabilidades, el minero ya le “pagó a la Tierra”: en la entrada de la mina depositó una botella de pisco, el licor local; puso unas cuantas hojas de coca bajo una piedra y, varios meses antes, un chamán sacrificó un gallo en la cumbre sagrada. Ahora, yendo hacia el túnel, murmura una oración en su nativo quechua a la deidad que protege la montaña y al oro que yace dentro.
“Es nuestra Bella Durmiente –dice Apaza señalando con la cabeza la sinuosa curva de un campo nevado en las alturas–. Sin su bendición, nunca encontraríamos oro. Ni siquiera saldríamos vivos de aquí”.
No es exactamente El Dorado. Pero, por más de 500 años, los brillantes surcos atrapados bajo el hielo glacial, a cinco kilómetros sobre el nivel del mar, han atraído a incontables personas a este lugar de Perú. Primero los incas, quienes veían al siempre lustroso metal como “sudor del Sol”; después los españoles, cuya ambición de oro y plata precipitó la conquista del Nuevo Mundo. Pero no es sino hasta ahora, cuando el precio del oro se dispara (en los últimos ocho años ha aumentado 235 %), que 30 000 personas han invadido La Rinconada, transformando un solitario campamento de exploradores en una aldea improvisada en el techo del mundo, en una de las fronteras de un fenómeno por demás moderno: la fiebre de oro del siglo XXI.
Ningún otro elemento ha seducido y atormentado tanto la imaginación humanacomo el destello del metal identificado con el símbolo químico Au. Desde hace miles de años, el deseo de poseer oro ha llevado a la gente a los extremos, precipitando guerras y conquistas, fortificando imperios y monedas, devastando montañas y bosques. El oro no es indispensable para la existencia humana y, de hecho, tiene muy pocas aplicaciones prácticas. Aun así, sus principales virtudes –una densidad y maleabilidad inusuales, además de un brillo permanente– lo han convertido en uno de los valores más codiciados del mundo, símbolo trascendental de belleza, riqueza e inmortalidad. A lo largo de la historia, casi todas las sociedades han investido al oro de un poder casi mítico: desde los faraones, que insistían en ser enterrados en lo que llamaban “carne de los dioses”, pasando por los gambusinos, cuya enloquecida fiebre forjó el oeste de Estados Unidos, hasta los financieros, que, siguiendo el consejo de sir Isaac Newton, convirtieron el metal en el cimiento de la economía global.
Este enfermizo apego del hombre no debió haber sobrevivido en el mundo moderno. Pocas culturas aún creen que el oro confiere vida eterna y todos los países del orbe han prescindido de su estándar, que John Maynard Keynes despreciara como “una reliquia de la barbarie”. Pero su lustre no sólo perdura sino que, impulsado por la incertidumbre global, se hace cada día más fuerte. Su precio, que oscilaba alrededor de 271 dólares la onza el 10 de septiembre de 2001, se disparó a 1 023 dólares en marzo de 2008 y es posible que vuelva a superar este tope. Además de la extravagancia, el oro ha retomado su función como “puerto seguro” durante tiempos difíciles.
Mientras los inversionistas recurren en tropel a los nuevos fondos respaldados en oro, la joyería, sector que en 2007 generó un récord mundial de ventas de 53 300 millones de dólares, todavía representa dos terceras partes de la demanda. Movidos por esta cifra, los activistas estadounidenses han emprendido una campaña denominada No Dirty Gold (“No al oro sucio”), cuya intención es persuadir a los joyeros más prominentes de abstenerse de comerciar con el metal obtenido en minas que causan graves daños sociales y ambientales. Pero estas inquietudes no les interesan a las principales naciones consumidoras, es decir, la India, cuya obsesión por el oro tiene profundo arraigo cultural, y China, que en 2007 sobrepasó el consumo estadounidense situándose como el segundo comprador de joyas más importante en el mundo.
A pesar de todo el atractivo del oro, las víctimas humanas y ambientales jamás habían sido tantas. Parte del problema, y de la fascinación, estriba en que hay muy poquito. En toda la historia, sólo se han extraído 161 000 toneladas de oro (apenas suficiente para llenar dos piscinas de tamaño olímpico) y más de la mitad fue extraída en las últimas cinco décadas. Los depósitos más ricos del planeta se agotan rápidamente y cada vez es más difícil hallar nuevas vetas. Casi todo el oro que falta por explotar yace enterrado en minúsculas cantidades en aislados y frágiles rincones del planeta. Es una invitación a la destrucción. Pero no faltan los mineros, grandes y pequeños, dispuestos a aceptar.
En un lado de la balanza se encuentran los ejércitos de inmigrantes pobres que convergen en minas a pequeña escala, como La Rinconada. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO, siglas en inglés), en todo el mundo hay entre 10 y 15 millones de mineros “artesanales” que operan desde Mongolia hasta Brasil. Usan métodos rudimentarios que poco han cambiado con el paso de los siglos, producen aproximadamente 25 % del oro del mundo y dan sustento a un total de 100 millones de personas. Para esos mineros, es una actividad vital, pero también es mortal.
Los efectos nocivos del mercurio son igualmente peligrosos para los mineros de pequeña escala, quienes lo utilizan para separar el oro de la roca, diseminando veneno en forma de gases y líquidos. UNIDO calcula que un tercio del mercurio dispersado en el ambiente por los humanos procede de la minería artesanal del oro. Esto hace que lugares como La Rinconada sean una especie de Shangri-La a la inversa: la búsqueda de un metal vinculado con la inmortalidad sólo contribuye a acelerar la mortalidad del minero.
Del otro lado de la balanza se encuentran las descomunales minas a cielo abierto explotadas por las compañías más grandes del mundo, que con sus ejércitos de máquinas colosales producen tres cuartas partes del oro mundial. Aunque ciertamente crean empleos y llevan tecnologías y desarrollo a lugares muy apartados, estas operaciones generan más desperdicio por onza que las de cualquier otro metal, y la explicación estriba en sus pasmosas desproporciones. Las llagas en la Tierra son tan descomunales que pueden verse desde el espacio y, no obstante, las partículas extraídas son tan minúsculas que, muchas veces, 200 de ellas cabrían en la cabeza de un alfiler. Incluso en minas ejemplares, como Batu Hijau, operada por Newmont Mining Corporation, al oriente de Indonesia, donde la empresa ha invertido 600 millones de dólares para mitigar el impacto ambiental, es imposible evitar el cálculo brutal de la extracción de oro. Aquí, obtener apenas una onza de oro (cantidad suficiente para producir un anillo de matrimonio) obliga a extraer más de 250 toneladas de roca y mineral.
Durante su infancia, en la remota isla de Sumbawa, en Indonesia, Nur Piah escuchó anécdotas de vastas cantidades de oro enterradas en las montañas de las selvas tropicales. Dejaron de ser leyendas cuando los geólogos de la minera estadounidense Newmont Mining Corporation hallaron una extraña roca verde cerca de un volcán inactivo, a 12 kilómetros de su casa. El musgoso color anunciaba la presencia de cobre, ocasional compañero del oro, por lo que muy pronto Newmont comenzó a excavar la mina hoy conocida como Batu Hijau, nombre indonesio que significa “piedra verde”.
Por entonces, Nur Piah, de 24 años, respondió a un anuncio de Newmont que solicitaba “operadoras”, creyendo que su trato cordial le permitiría conseguir empleo como telefonista. Cuando esta hija de un clérigo musulmán llegó para la capacitación, su jefe le mostró una oficina por demás inesperada: la cabina de un Caterpillar 793, uno de los camiones mineros más grandes del mundo. Con 6 metros de altura y 13 de largo, el vehículo era mucho más grande que su propia casa; tan solo las ruedas tenían el doble de su estatura. “El camión me horrorizó –recuerda Nur Piah, quien poco después recibió otra sorpresa al ver el primer corte practicado en la mina–. ¡Le habían arrancado la piel a la Tierra! Pensé: ‘La fuerza que haya hecho eso debe ser muy poderosa’”.
Diez años después, Nur Piah es parte de esa fuerza. Su camión forma parte de una flota de 111 vehículos que cada año transporta alrededor de 100 millones de toneladas de roca extraídas del suelo. ¿Y qué fue del volcán de 550 metros de altura que dominó el paisaje de este lugar durante un millón de años? No queda ni rastro. El espacio que antaño ocupara se ha convertido en un pozo de 1500 metros de ancho que alcanza 105 metros bajo el nivel del mar. Dentro de los próximos 20 años, cuando se agoten las reservas de Batu Hijau, la fosa habrá alcanzado una profundidad de 450 metros bajo el nivel del mar.
Con todo, hay algo que aún intriga a Nur Piah: luego de una década en Batu Hijau, jamás ha visto un grano del oro que ayuda a extraer de la mina. Los ingenieros que monitorean el proceso rastrean su presencia en los compuestos de cobre a los que se adhiere. Y como envían el oro a fundidoras extranjeras en concentrados de cobre, nadie en Sumbawa ha visto nunca el tesoro oculto que transformó la isla.
Presionadas por los crecientes precios del oro y el agotamiento de los depósitos de Estados Unidos, Sudáfrica y Australia, las compañías mineras más grandes del orbe buscan oro en los confines más recónditos de la Tierra, pero pocas han tenido una expansión global más agresiva que Newmont, el gigante de Denver que en la actualidad opera minas a cielo abierto en cinco continentes, desde los altiplanos de Ghana hasta las cumbres de Perú. Seducida por los beneficios de operar en los países en desarrollo (menores costos, rendimientos más altos y menos reglamentos), Newmont ha generado decenas de miles de empleos en regiones pobres, pero también ha sido blanco de acusaciones que abarcan desde la destrucción ecológica hasta la reubicación forzada de los lugareños.
En su mayoría, la población de Sumbawa está formada por agricultores y pescadores que habitan chozas de madera construidas sobre pilotes y que permanecen prácticamente aislados del mundo moderno. Sin embargo, dentro de los confines de Batu Hijau, Newmont ha creado un suburbio de estilo estadounidense en el corazón de la selva, donde viven 2 000 de sus 8 000 empleados. Sobre las calles perfectamente pavimentadas hay un banco, una escuela internacional e incluso un centro de transmisión que produce el canal televisivo interno de Newmont. Las familias viajan en SUV para disfrutar de una noche de pizza gratis en el restaurante del campo de golf.
Los elevados precios y avances tecnológicos permiten que las empresas extraigan partículas microscópicas de oro de manera rentable; en Batu Hijau, Newmont utiliza una metodología de flotación muy minuciosa y no tóxica para separar de la roca la amalgama de oro y cobre, a diferencia de los sistemas que aplica en otras de sus minas, como la potencialmente tóxica “lixiviación por montones” con cianuro. De cualquier manera, no hay técnica que haga desaparecer mágicamente el desperdicio masivo generado por la minería. En menos de 16 horas se acumulan más toneladas de desperdicio que todas las toneladas de oro extraídas a lo largo de la historia humana. Los restos tienen dos presentaciones: rocas de desecho, que se amontonan en montañas aplanadas dispersas en lo que solía ser una prístina selva tropical, y residuos minerales, producto del procesamiento químico, que Newmont arroja al fondo del mar.
Newmont sólo utiliza el método de “dispersión submarina de residuos minerales” en su mina de Indonesia, ya que en la mayor parte de los países desarrollados está prohibido debido al daño que los metales pesados causan al ambiente marino.
Tal vez las profundidades del mar no tengan muchos defensores, pero las selvas tropicales sí. Quizás por ello, más que por los desechos submarinos, las montañas de roca desperdiciada en Batu Hijau continúan alimentando los conflictos al interior del gobierno indonesio. El departamento ambiental de Newmont, integrado por 87 elementos, hace hincapié en sus esfuerzos por recuperar las montañas de roca de desperdicio, cubriéndolas con tres metros de tierra y dejando que la selva se adueñe de ellas. Pero, por supuesto, nada podrá devolver su estado original a la selva, por lo que Newmont enfrenta otra dificultad: tras una década de operaciones, empieza a quedarse sin espacio para los desechos de Batu Hijau. Hace tres años, la empresa solicitó la renovación de un permiso para despejar otras 32 hectáreas de selva que Yakarta ha denegado hasta el momento, pues los ambientalistas señalan la inminente extinción de la cacatúa de cresta amarilla de Sumbawa. Dadas las limitaciones de espacio, los camiones de carga de Batu Hijau comienzan a provocar congestionamientos de tráfico, lo cual repercute en la eficiencia de la mina. De no recibir terrenos selváticos adicionales, los representantes de Newmont amenazan con el despido de varios centenares de obreros indonesios.
Desde 1998, con la caída del dictador Suharto, los gobiernos locales y provinciales han adquirido mayor poder y empiezan a hacerse respetar. Colaborando con los intereses empresariales indonesios, intentan tener una participación en la operación minera y decidir sobre la forma como se distribuye el ingreso. “En tiempos de Suharto, cuando fueron redactados estos contratos, no teníamos control alguno de nuestros destinos –informa el representante del Consejo del Pueblo local, Manimbang Kahariyai–. Necesitamos proteger nuestro futuro. ¿Qué quedará de nuestro ambiente cuando hayan agotado la mina?”.
Sentada en su nueva casa de la aldea de Jereweh, Nur Piah está más preocupada por su presente que por el futuro. “Muchas personas dependen de mí”, dice. Su marido gana algo de dinero vendiendo leña, pero el salario de Nur Piah (cerca de 650 dólares mensuales) costeó la construcción de la vivienda de concreto con dos pisos y, a modo de homenaje, ha colgado una gran pintura de un Caterpillar 793 en una de las paredes. Pero la labor de Nur Piah no está exenta de dificultades. Dice que maniobrar el enorme camión durante un turno de 12 horas es particularmente estresante cuando las torrenciales lluvias vuelven resbalosos los caminos escalonados de la mina, pero en este momento, al final de un largo día, sonríe con satisfacción con su hija de seis años dormida en el regazo.
Uno a uno desfilan los estuches de terciopelo que contienen adornos de oro: las joyas familiares de Nagavi, una joven hindú de 23 años que siempre supo que los luciría el día de su boda. Hija mayor del propietario de una plantación de café en el estado meridional de Karnataka, Nagavi creció deslumbrada por las ceremonias nupciales que proclaman la fusión de dos familias hindúes pudientes. Sin embargo, no es sino hasta la mañana de su matrimonio, concertado con el hijo de otro cafetalero, cuando logra apreciar la poderosa belleza de la tradición dorada en todo su esplendor.
Cuando finalmente está lista para la ceremonia, esta egresada universitaria, aficionada a los jeans y las playeras, se ha transformado en una princesa hindú resplandeciente de oro. El tocado, de exquisita factura, es tan pesado (dos y medio kilogramos de oro) que le hace inclinar la cabeza hacia atrás, aunque tres collares de oro y una docena de brazaletes sirven de contrapeso. Bajo el destello de los hilos de oro entretejidos en la trama del sari de 5.5 metros de largo, Nagavi abandona lentamente su hogar familiar y se esfuerza por mantener el equilibrio mientras lanza un puñado de arroz, en un tradicional ademán de despedida.
Los dorados tesoros que luce la novia (junto con las joyas y saris cargados en el maletero del SUV que la conducirá al salón de ceremonias) no son una dote convencional. A diferencia de lo que sucede en otras regiones más pobres del país, en el círculo de cafetaleros de la población de Chikmagalur se considera de mal gusto que la familia del novio haga exigencias explícitas. “Esta es mi ‘contribución’ a la riqueza de la familia”, dice Nagavi, contemplando sus millones de dólares en alhajas de oro. Como en cualquier boda hindú, el metal amarillo también sirve como muestra del valor que ella aporta a la unión. “Con las hijas, hay que empezar a acumular oro desde el día en que nacen –dice el padre de la novia, C. P. Ravi Shankar–. Es importante casarlas bien”.
Ningún país rivaliza con la India en cuanto a su obsesión cultural por el oro. Aunque en esta nación de 1 000 millones de habitantes el ingreso per cápita es de 2 700 dólares, desde hace varias décadas este país ha sido, por mucho, el líder mundial en la demanda de oro. En 2007, los hindúes consumieron 773.6 toneladas del metal, cifra equivalente a casi 20 % del mercado de oro global y más del doble de la adquirida por cualquiera de sus rivales inmediatos, China (363.3 toneladas) y Estados Unidos (278.1 toneladas). La India produce muy poco oro, pero sus habitantes han acumulado cerca de 18 000 toneladas del metal amarillo, más de 40 veces la reserva del banco central del país.
La fijación hindú no surge simplemente de un amor por la extravagancia o la creciente prosperidad de una clase media emergente. Para musulmanes, hindúes, sijs y católicos por igual, el oro cumple una función fundamental en casi cada aspecto de sus vidas, sobre todo durante las nupcias. Cada año hay cerca de 10 millones de matrimonios en la India y, excepto por unos cuantos, el metal amarillo es esencial tanto para el espectáculo como para la tradicional negociación entre familias y generaciones. “Está escrito en nuestro ADN –dice K. A. Babu, gerente de la joyería Alapatt, en la ciudad suroccidental de Cochin–. Oro es igual a buena fortuna”.
Dicha ecuación se manifiesta de manera más tangible durante el festival primaveral de Akshaya Tritiya que, según el calendario hindú, es el día más propicio para comprar oro. La cantidad de joyería en oro que se compra ese día (49 toneladas en 2008) sobrepasa de tal manera el volumen mundial adquirido en cualquier fecha que a menudo dispara su precio.
Sin embargo, el epicentro del consumo de oro durante el resto del año es Kerala, estado relativamente próspero en el extremo sur de la India que, con apenas 3 % de la población del país, controla entre 7 y 8 % del mercado de oro nacional. Es una distinción extraña para tratarse de una entidad administrada por uno de los únicos gobiernos marxistas electos democráticamente. El oro tiene largas raíces históricas en Kerala, puerto clave del comercio de especias que trabó contacto con el metal dorado en la antigüedad, desde la época en que los romanos ofrecían monedas a cambio de pimienta, cardamomo y canela hasta las subsiguientes oleadas de colonizadores portugueses, holandeses e ingleses. No obstante, los historiadores locales señalan que las revueltas regionales contra el sistema hindú de castas (según el cual, las inferiores sólo podían adornarse con pierdas pulimentadas y huesos) y la posterior conversión masiva al catolicismo y el islam, hicieron que el oro se convirtiera en algo más que comercio: un poderoso símbolo de independencia y ascenso social.
A pesar de su larga historia, Kerala jamás padeció un hambre de oro tan voraz como la de hoy en día. El camino desde el aeropuerto está lleno de vallas publicitarias que muestran mujeres adornadas con joyería nupcial. En la India, los principales vendedores de oro al menudeo son originarios de Kerala y 13 vastos salones de exhibición abarrotan un segmento de tres kilómetros de largo en la Avenida Mahatma Gandhi, la arteria principal de Cochin (¿qué habría dicho al respecto el célebre asceta?). Entre los consumidores más jóvenes y las clases altas, es probable que el oro empiece a ceder terreno frente a materiales algo más sutiles –y costosos– como el platino y los diamantes. Pero el apego al oro perdura, incluso cuando Kerala disfruta de mayores riquezas (gracias a la gran cantidad de obreros establecidos en el Golfo Pérsico) y educación (tiene una tasa de alfabetización de 91 %). Aunque prohibidas oficialmente, las dotes dominan toda negociación matrimonial hindú y, en Kerala, la mayor parte de dicha dote se compone de oro.
“Crecemos rodeados de oro”, comenta Renjith Leen, editor de The Week, una revista de noticias nacionales con sede en Cochin. Cuando una criatura nace en Kerala, la abuela moja una moneda de oro con miel y deja caer una gota del líquido en la lengua del pequeño para darle buena suerte. En todos los acontecimientos importantes de sus primeros seis meses de vida, desde el bautismo hasta la primera ingestión de alimento sólido, el bebé recibe joyas de oro como obsequio: pendientes, collares, cadenillas para la cintura; más adelante, cuando cumple tres años, un miembro culto de la familia usa una moneda de oro para trazar palabras en su lengua y dotarlo del don de la elocuencia.
Ninguna de estas ceremonias refleja por sí misma el estrechísimo vínculo del oro con la economía hindú. “El oro es el sustento de nuestro sistema financiero –dice Babu, gerente de una joyería–. Es la mejor forma de protección para muchos y nada permite conseguir efectivo con más rapidez”. El acopio de oro como seguro familiar es una antigua tradición hindú, lo mismo que empeñar joyas para obtener préstamos urgentes (y recuperarlas cuanto antes). Incluso la banca comercial ofrece este servicio, luego de que un intento por acabar con la costumbre precipitara revueltas y suicidios de clientes endeudados, obligando al gobierno a emitir la orden de mantener la práctica.
Sin embargo, muchos agricultores de Kerala prefieren el acceso rápido y fácil que brindan los “financieros privados”, como George Varghese, quien trabaja en su casa, unas tres horas al sur de Cochin. Casi calvo y con más de 70 años, Varghese administra cerca de medio millón de dólares mensuales en oro empeñado (o más durante las temporadas de cosecha y matrimonios). Es un negocio casi perfecto, pues aun con tasas de interés de hasta 1 % diario sobre préstamos a corto plazo, muy pocas personas incumplen el pago. Ningún hindú está dispuesto a quedarse sin su oro. “Incluso cuando la onza se cotizaba en 1 000 dólares, nadie vendió sus alhajas o monedas de oro –dice Varghese–. Es el tesoro familiar y los hindúes aspiran a seguir acrecentándolo”.
Pero, conforme el precio del metal aumenta, las familias más pobres tienen cada vez mayores dificultades para reunir el oro necesario para una dote. Aunque esta cumple eminentemente la función social de equiparar la riqueza familiar de los contrayentes, el creciente precio del oro ha estimulado el aspecto más siniestro del intercambio. Por ejemplo, en el vecino estado de Tamil Nadu, la competencia por adquirir oro ha derivado en incidentes de violencia doméstica precipitados por la dote (generalmente cuando la familia del novio ha golpeado a la esposa por aportar muy poco oro) y abortos selectivos (entre familias desesperadas por evitar la carga financiera que implica una hija).
En ocasiones, la presión es demasiada para los pobres, incluso en Kerala. Rajam Chidambaram, viuda de 59 años que vive en un barrio en las afueras de Cochin, encontró recientemente a un joven dispuesto a casarse con su única hija, de 27 años. Sin embargo, la familia del novio exigía una dote muy superior a sus posibilidades: 25 soberanos o 200 gramos de oro (que hace ocho años tenían un valor de 1 650 dólares y actualmente de 5 200). Como empleada de limpieza, Chidambaram sólo tiene los dos aretes que usa: el collar de oro que alguna vez poseyó lo usó para pagar las cuentas de hospital de su difunto esposo. “Tuve que aceptar la exigencia del novio –dice, enjugándose las lágrimas–. Si me niego, mi hija se quedará en casa para siempre”.
Al final, los financieros locales le otorgaron un préstamo para la dote y, aunque Chidambaram bien pudo haber sobrellevado la vergüenza de tener una hija soltera, ahora lleva a cuestas la carga de una deuda que tal vez deba pagar el resto de su vida.
Rosemery Sánchez Condori tiene apenas nueve años, pero el dorso de las manos se le ha endurecido como cuero curtido. Es lo que pasa cuando una niña invierte largas horas golpeando rocas bajo el sol andino. Desde que el padre de Rosemery se enfermó en las minas de La Rinconada, hace ocho años, su madre ha trabajado once horas diarias recogiendo piedras cerca de las minas y fracturándolas en trozos más pequeños para buscar restos de oro que hayan pasado inadvertidos. En días de clase, Rosemery ocasionalmente ayuda a su madre en la montaña, y aunque esto podría considerarse explotación infantil, semejante labor representa el máximo logro para la hija de una familia que vive al día. “El año pasado encontré dos gramos de oro –dice Rosemery con entusiasmo–. Alcanzó para comprar mis libros y el uniforme de la escuela”.
En las minas de pequeña escala del mundo, la búsqueda de oro es un asunto familiar. Se estima que de los 15 millones de mineros artesanales del planeta, 30 % son mujeres y niños. En la montaña que domina La Rinconada, los hombres desaparecen en las minas mientras sus esposas se sientan junto a rimeros de piedras desechadas y, a ritmo sincopado, arremeten contra la roca con mazos de dos kilogramos. Como no hay quien cuide a sus hijos y necesitan ingresos adicionales, estas mujeres con largas faldas y el tradicional bombín a veces llevan a sus hijos a las montañas. La incertidumbre del sistema de lotería de las minas, y los engaños de muchos de los hombres del lugar, es lo que atrae a las mujeres hasta allá. Por lo menos así tienen la certeza de que los 6 u 8 gramos de oro que consigan ese mes (con valor de unos 200 dólares) serán aprovechados por la familia y no irán a parar a los sórdidos bares y burdeles que abarrotan la zona roja del pueblo.
Objeto de deseo y destrucción, sólo el oro podría haber conjurado un espacio de contradicciones tan sorprendentes como La Rinconada. Aunque aislado e inhóspito –a 5 100 metros hasta el oxígeno es escaso–, su población aumenta a un ritmo desaforado. Al aproximarse al asentamiento desde el altiplano, lo primero que atisba el visitante son los tejados bajo un magnífico glaciar que cubre la montaña como un velo de novia. Entonces viene el hedor. No sólo es la basura volcada en la ladera, sino los desechos humanos e industriales que saturan las calles del pueblo. A pesar de su crecimiento (en 6 años, la cantidad de minas que horadan el glaciar se ha disparado de 50 a cerca de 250), La Rinconada carece de servicios básicos: no hay drenaje, saneamiento, control de contaminantes o servicio postal, ni siquiera estación de policía. La más cercana, que cuenta con un puñado de oficiales, se encuentra a una hora cuesta abajo por la montaña. De suerte que la población se encuentra, literalmente, fuera del alcance de la ley.
La frenética expansión de La Rinconada es producto de una peculiar convergencia: por una parte, el incremento en el precio del oro y por otra, el arribo de la electricidad en 2002. Ahora los mineros utilizan taladros neumáticos además de martillos y cinceles y los trituradores de roca tradicionales, operados con las piernas, han sido sustituidos por pequeñas fresadoras eléctricas. La electricidad no ha contribuido a que la minería sea una actividad más limpia; por el contrario, el mercurio y otras sustancias tóxicas corren por el ambiente con más liberalidad que nunca, aunque casi todos concuerdan en que La Rinconada jamás ha producido tanto oro. Los cálculos oscilan entre 2 y 10 toneladas anuales, con un valor de entre 60 y 300 millones de dólares. Sin embargo, nadie conoce las cifras a ciencia cierta porque, estrictamente hablando, mucho del oro de este lugar no existe.
El ministerio peruano de energía y minas rastrea minuciosamente el oro que produce el país y con razón: se trata de la principal exportación nacional, que convierte al país en el quinto productor mundial de oro con un total de 187.5 toneladas (ocho veces más que en 1992). Ahora bien, dado que el ministerio no tiene una oficina de representación en La Rinconada, el oro que los mineros extraen no es debidamente contabilizado porque, en buena medida, los operadores suelen registrar cifras de producción inferiores para evitar impuestos. “¡Estamos en bancarrota! –se burla uno–. Eso les decimos”.
Una porción del mineral no procesado también desaparece. En una tienda del pueblo, un minero de 19 años de nombre Leo reconoce abiertamente que los 1.9 gramos que cambia por efectivo provienen de las rocas que se robó de una bodega donde su padre trabaja como guardia. “Lo hacemos cuatro o cinco veces por semana y nos dividimos las ganancias –dice Leo–. Nadie se da cuenta de que faltan esas piedras”.
Encima de todo, muchos mineros de La Rinconada ni siquiera existen oficialmente: no hay nóminas –sólo aquellos sacos de rocas–, y algunos operadores de minas tampoco se toman la molestia de anotar los nombres de sus obreros. Por supuesto, los patrones se enriquecen con este sistema de tienda de raya. El administrador de una de las minas más grandes de La Rinconada asegura que su operación produce 50 kilos cada tres meses, más de 5 millones de dólares anuales. En contraste, con el cachorreo mensual, los obreros logran extraer un promedio de 10 gramos de oro, equivalentes a 3 000 dólares anuales. A pesar de la disparidad, los mineros no se han rebelado contra el sistema; de hecho, pareciera que prefieren la remota posibilidad de un golpe de suerte una vez al mes en las minas a la tediosa certidumbre de un salario bajo y la pobreza crónica del campo. “Es una lotería cruel –dice Juan Apaza, el minero con un diente de oro que trabaja en el glaciar–. Pero al menos nos da esperanza”.
Para los mineros y sus familias, sólo sobrevivir en aquel peligroso y desolado lugar quizás sea la más inmisericorde de las loterías. La esperanza de vida en La Rinconada es de apenas 50 años, 21 menos que el promedio nacional. Los accidentes mortales en las minas son comunes y a menudo provocados por explosivos improvisados manipulados por mineros inexpertos o borrachos. Y si la explosión no los mata, los vapores de monóxido de carbono pueden hacerlo. Perú tiene leyes estrictas sobre seguridad en las minas, pero la supervisión en La Rinconada es muy escasa. “De las 200 compañías que operan aquí, sólo cinco obligan a utilizar el equipo de seguridad completo”, comenta Andrés Paniura Quispe, ingeniero de seguridad que trabaja en una de las contadas empresas que mantienen dichos estándares, pero que a la vez les exige a los obreros adquirir sus propios equipos.
Los mineros responden al acoso de la muerte con reflexivo fatalismo. Lo dice el adagio popular: “A labor me voy, no sé si volveré”. De hecho, morir en la mina se considera de buena suerte para los que siguen con vida. La centenaria práctica andina del sacrificio humano aún se tiene como la máxima ofrenda para la deidad de la montaña, dado que, según las creencias locales, el proceso químico por el cual la montaña absorbe el cerebro humano ocasiona que el mineral de oro se acerque más a la superficie, facilitando su extracción.
Pero los dioses seguramente no están felices con el envenenamiento ambiental de La Rinconada. Las aguas negras y la basura en las abarrotadas calles son molestias insignificantes comparadas con las toneladas de mercurio liberadas en el proceso para separar el oro de la roca. UNIDO calcula que una operación minera de pequeña escala libera en el ambiente entre dos y cinco gramos de mercurio por cada gramo de oro recuperado: una pasmosa estadística, considerando que el envenenamiento por mercurio puede provocar graves daños en el sistema nervioso y en todos los órganos importantes. Según los ambientalistas peruanos, el mercurio de La Rinconada y la vecina mina de Ananea está contaminando ríos y lagos e incluso puede detectarse ya en la costa del Titicaca, a 250 kilómetros de distancia.
Quienes viven en los alrededores de La Rinconada sufren el impacto de la destrucción. Esteban Sánchez Mamani, padre de Rosemery, ha trabajado aquí durante 20 años, pero ahora pocas veces entra en las minas a causa de una enfermedad crónica que ha consumido su energía y elevado su presión arterial. Aunque Sánchez desconoce la naturaleza de su mal (la única visita que hizo al médico fue poco concluyente), sospecha que se originó en el ambiente contaminado. “Sé que las minas me robaron la juventud –comenta el hombre de 40 años, quien representa mucha más edad debido a su encorvada espalda–, pero esta es la única vida que conocemos”.
El destino de la familia depende ahora del mineral que Carmen, su esposa, pueda rescatar de la montaña. Sentado en el suelo de su choza hecha de piedra, Sánchez pasa la mayor parte del día rompiendo rocas en pedazos más pequeños y depositando fragmentos con destellos dorados en una taza de color azul. Rosemery hace los deberes escolares sobre un saco de arroz, interrumpiéndolos ocasionalmente para interrogar a los visitantes sobre la vida fuera de La Rinconada: “¿Los de su país mascan hojas de coca? ¿Tienen alpacas?”. A pesar de ser apenas una niña de primer grado, ha decidido que será contadora y vivirá en Estados Unidos. “Quiero irme lejos de aquí”, dice.
Rosemery acompaña a su padre a llevar dos sacos de mineral (la carga semanal) hasta la diminuta fresadora que está cerca de la casa. Aunque el recorrido forma parte de una interminable rutina, Sánchez se aferra a la ilusión de haber ganado el premio mayor. Espera que, por lo menos, haya suficiente oro para que sus dos hijos permanezcan en la escuela. “Quiero que estudien para que se vayan de aquí”, dice el minero enfermo, quien ni siquiera terminó el primer año de secundaria.
Padre e hija observan mientras el fresador practica su antiguo oficio. Sin protección en las manos, el hombre vierte mercurio líquido en una batea de madera para separar el oro de la roca y luego vacía los desechos, cubiertos de mercurio, en un arroyo que corre bajo el cobertizo. Nueve metros arroyo abajo, una jovencita llena una botella de plástico con el agua contaminada. Pero en el interior del taller, todas las miradas están puestas en la pepita plateada del tamaño de una canica que ha producido el fresador: el recubrimiento de mercurio oculta una cantidad de oro desconocida.
Con la pepita en el bolsillo, Sánchez camina trabajosamente cuesta arriba, hasta llegar a la tienda donde se compra y vende oro. El comerciante, uno de los cientos que hay en este poblado, procede a quemar el mercurio con un soplete despidiendo el tóxico gas por un tubo de escape que lo dispersa en el aire frío y enrarecido. Mientras el mercader hace su trabajo, Sánchez camina impacientemente por la habitación, estrujando el desgastado sombrero que lleva en las manos.
Luego de 10 minutos, la llama revela un diminuto núcleo de oro y Sánchez arruga el entrecejo. Pesa sólo 1.1 gramos. El comerciante toma unos cuantos billetes y, encogiéndose de hombros, entrega a Sánchez una cantidad que, tras deducir los honorarios del fresador, representa menos de 20 dólares para la familia. “Mejor suerte para la próxima”, dice el comerciante.
Quizás sea el mes entrante, o el siguiente. Considerando que se gana el sustento en las alturas de un glaciar, Sánchez está consciente de que todo depende de la suerte.

Extraido de: http://burica.wordpress.com/2009/02/22/el-precio-ambiental-y-social-del-oro-en-el-mundo/ 

De todos modos parte de este material ha sido sacado de uno de los últimos artículos  publicados por la Revista National Geographic 

saludos
Lis